Venga, sé feliz

Un día a las diez a la noche, ella cogió su ropa de fiesta, se recogió su pelo y salió a conquistar las calles de New York. Con sus tacones, iba bailando y saltando, la gente de por allí, la observaba con gran aprecio. La chica seguía dando tumbos, con una sonrisa en la cara que nadie se la podía quitar, creaba preguntas en las mentes de las personas; ¿Qué demonios a tomado está chica?, ¿tendrá algún problema?, ¿de dónde a salido?. Ella, sabía que el día a día hay que disfrutar le como el último de nuestras vidas, que si un día sale mal, el siguiente estará lleno de sorpresas, a si que..nunca bajar la cabeza, que vidas solo ahí una, no es el juego de Mario Bros. Por eso, la chica era tan alegre, sabía como disfrutar cada día. Pero varias personas se le acercaron y la preguntaron; + ¿Tienes ha alguien que te haga tan feliz?  - No. + ¿Estás soltera? - Sí, no necesito a nadie para que me haga feliz, sólo me necesito a mí.