
Me llamaste preocupada, querías verme, necesitabas hablar. No se que querrías pero te olvidaste de esos km. No parabas de mandarme mensajes y yo te decía como querías que fuera. Te pusiste histérica me dijiste que era un capullo. Hice las maletas y fui rumbo a ti. Llegue dos horas mas tarde, te llame y me dijiste que fuera a tu casa. Cuando llegue, tu casa no había cambiado, era esa casa peculiar de esa zona. Llame a la puerta y nadie contestaba. Entonces vi un papel en que ponía que fuera a la playa, reconocí tu letra. Salí deprisa, pero al llegar a la playa, no había rastro de ti y ni de tu perfume. En la orilla, destacaba algo, así que fui. Era tu vestido de flores y tus sandalias, con un par de fotos nuestras, todos tus complementos entre ellas mi esclava y de nuevo, un papel que decía: "Cuando te dije que te necesitaba verte, hablar . . . lo decía muy enserio". Me quede pensativo, mirando aquellas huellas con dirección al mar, eran tuyas. Te dejaste vencer, por el miedo, la distancia y me tienes aquí muerto por dentro, pensando en todo el tiempo perdido y que no será recuperado. Todavía tengo retratos del primer momento en que me acerque a ti, coloqué tus manos sobre tu espalda agarradas a las mías, despacio, arrime tu cintura perfecta hacía mi y empecé a besarte, llegando a tu oído y decirte te quiero. Hoy sólo me queda tu imagen en mi mente, esa carita dulce con sus ojos azules, que me miraban y me hacían sentirme especial. Hoy sólo espero que vuelvas, ¿cómo?... Yo fui a tu encuentro y llegue tarde, pero más tarde que nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario